20/03/2020
Ahora oyendo
como llueve y suena los truenos comienzo a recordar cuando era pequeña y del
miedo que les tenia, me escondía en el armario con una linterna y un libro para
distraerme hasta que pasaba la tormenta. ¡Que tonta era! Si pudiera volver a
ser pequeña me enfrentaría a la tormenta y me pondría a bailar bajo la lluvia
como ahora de mayor adoro hacer.
Increíblemente lo que me mantiene cuerda en este
mundo tan incoherente es mi locura, parece una total contradicción pero es mi
verdad.
Hoy me he levantado y como no tenía clases virtuales
hoy pues me he puesto a pasar los apuntes de psicología a limpio y después he
comenzado a hacer videollamada con mis amigos. Para no aburrirnos tanto en el
confinamiento pero no nos queda más remedio que quedarnos en casita.
Me he tirado creo que cerca de dos horas jugando con
mis dos locos amigos (les quiero mucho eh).
Luego al hablar del diario de lengua pues hemos
comenzado a hablar de que si íbamos a hablar de un autor u otro, yo la verdad
es que me enamora más la poesía de Gabriel Celaya. Este autor fue un poeta español
que pertenecía a la generación literaria de la posguerra solía escribir un
subgénero conocido como la poesía comprometida.
Ha dejado de llover y ha comenzado la noche aquí,
con la luan abriéndose paso entre las nubes pero no demasiado porque siempre
hay otra que la tapa, me encanta mirar e cielo de noche, me da la sensación que
ahí es cuando empieza la vida. Este autor tiene un poema que habla de la noche
y creo que por eso me llamo la atención en un primer instante:
La
noche viene desnuda:
Senos
de luna,
Guantes
morados.
Con
los brazos en alto
Ya
lo estoy esperando.
¡Que
cerca de mi oído
Enmudecen
sus labios!
¡Amor,
amor!
La
muerte
Me
está besando.
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